Hasta el día de ayer, mis lágrimas resbalaban por mi mejilla, pero cuando me di cuenta que no vale la pena sufrir, que la vida continúa y que hay que disfrutar el momento, ahí fue cuando supe que sonreír y reír es lo correcto.
Di hola, sonríe, hecha una mirada pícara, levanta los brazos hasta llegar a tocar el cielo, olvida todo lo malo, crea tu propio mundo ideal y simplemente disfruta de la vida y se feliz.
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